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Por una nueva masculinidad

Por una nueva masculinidad

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Por Raúl de León Ilustración Frankie’s

En el marco de la lucha por la igualdad de derechos, oportunidades y deberes entre hombres y mujeres se ha hecho necesaria una nueva definición de la masculinidad, una más atada a comportamientos que los alejen del machismo. Un grupo de hombres provenientes de distintas realidades, edades, nacionalidades y pensamientos nos hablan del significado de ser hombres hoy día; de prejuicios sobre este género, de emociones y de cómo el machismo ha afectado sus vidas.

En junio pasado el portal opendemocracy.net publicó una historia que llamó la atención de diversos públicos, en especial de aquellos atentos a temas de equidad de género. Se trató de “Yo real”, un artículo sobre la organización GENDES (combinación de gender y developement), dirigido exclusivamente a hombres y que a modo de terapia de grupo promueve la equidad de géneros y combate el machismo. “Hombres trabajando (se)” es el título de la clase, y como si se tratara de un trauma, una adicción o una condición especial, éstos reflexionan de la mano de un facilitador sobre cómo encontrar su verdadero yo y redefinir su masculinidad. En el pasado, ser hombre era símbolo de poder, fuerza, cabeza de hogar, líder y protector. Hoy, en el marco de una merecida igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres, estos símbolos han cambiado dejando en manos del hombre de hoy un nuevo rol. ¿Pero cómo definir la nueva masculinidad?

“El hombre de hoy tiene el rol de transformar con la acción, con el comportamiento. No sólo se trata de que se promueva un discurso en contra del machismo. Nosotros, en esta generación, somos los que debemos adoptar comportamientos que rompan todo estereotipo creado sobre nuestro género; esa posición privilegiada que se nos ha conferido en perjuicio de las mujeres”, reflexiona Francis, publicista de 34 años. Él define la masculinidad exclusivamente como algo biológico y explica “que todo aquello que se nos enseñó que era de hombres es perfectamente compatible con las mujeres, y que todo de lo que nos privaron a nivel emocional también lo sentimos y padecemos, pero lamentablemente no con la misma libertad”.

Ritxar Bacete, uno de los mayores especialistas en género y masculinidades de España, presentó a finales del año pasado el libro Nuevos hombres buenos: La masculinidad en la era del feminismo, texto que busca superar el machismo y reconvertir las masculinidades tóxicas y de dominación en modelos de diversidad, equidad, conversación, reflexión y paz. Especialista en género y masculinidades y promotor de políticas de igualdad, paternidad positiva y economía del desarrollo, Bacete comenta que actualmente los hombres padecen de una identidad incompleta a raíz de un machismo que lo deshumaniza. “Hoy día cuando los hombres escuchamos la palabra ‘feminismo’ nos suena una alarma, y es normal. Pero el feminismo lo que ha hecho es que las mujeres vivan ahora un proceso de transformación hacia oportunidades de índole profesional, y que se conecta con nosotros, los hombres, en la medida que queramos esa equidad para nuestras hijas, hermanas, etc. Pero esa transformación no ha ido acompañada con la misma intensidad en la identidad de los hombres”. El experto plantea que las mujeres han logrado completar una especie de espejo de humanidad, en el que ellas se pueden reflejar empoderadas, líderes y capaces, al igual que sensibles, empáticas y humanas. Han conseguido construir identidades más concretas, mientras que los hombres no han abrazado aún esa parte vinculada a las emociones. Ritxar explica en el libro, que fue presentado en República Dominicana en marzo pasado por la Fundación Vida Sin Violencia, que esta nueva masculinidad no sólo tiene incidencia en las relaciones entre hombres y mujeres, sino incluso en un entorno político y económico.

“Si ponemos sobre la mesa el nombre de Donald Trump, a muchos les viene a la cabeza una imagen de masculinidad profundamente tóxica. Por otro lado tenemos la figura de Barack Obama, quien muestra una identificación con la equidad de género. Cuando un político o líder tiene filiación con la igualdad invierte menos en violencia o promueve políticas migratorias más humanas”, expresa Bacete.

Profeministas. En la creación de un nuevo concepto de masculinidad encontramos a los profeministas, quienes procuran añadir voces masculinas al movimiento feminista. Invitan a abogar por cambios en mujeres y hombres en sus relaciones de género y estructuras sociales, pero también a nivel de políticas  institucionales.

Boys do cry

Ritxar Bacete no es el único hombre promotor de un nuevo modelo masculino. El año pasado, surgió a nivel global un movimiento social llamado Masculinidad Humanista, que agrupa un serie de ideologías que combaten el machismo a través de un patrón de hombre más humano y menos opresor. Su fundador, el doctor nigeriano Leo Igwe, describe este movimiento como “la idea de hombría que hace énfasis en la humanidad del hombre, en el hecho de que es tan humano como la mujer; que tiene emociones, padece de miedos y sufre el dolor igual que todo ser humano. Esta idea de masculinidad es vital para disipar la errada impresión que asocia la masculinidad con la subordinación de la mujer. ¿Oprimir a la mujer es un rasgo de masculinidad?, para nada”, explica Igwe.

Machismo contra hombres

Roberto, administrador de empresas de 34 años se siente identificado con la filosofía de Igwe. Comenta que esa falsa creencia de fortaleza que se atribuye a los hombres también entra en perjuicio del mismo género masculino. Eso lo vivió hace dos años cuando su esposa y él sufrieron la pérdida de un embarazo. “Teníamos tres meses de espera cuando repentinamente el doctor nos dijo que se había producido un aborto involuntario. Fue algo muy duro para ambos, pero por alguna razón todo el mundo se volcó en apoyo hacia mi esposa. Y no lo critico, pues se trataba de su cuerpo y no del mío. Pero también me sentía excluido de toda muestra de apoyo. Me decían que debía ser fuerte. Pero yo también estaba sufriendo una pérdida. Ser hombre no me hacía inmune a ese dolor”, nos cuenta.

La situación de Roberto es una muestra de cómo el machismo también ha afectado a los hombres, aunque en menor medida que el sexo opuesto, desde luego. Las ideas de fortaleza del macho inculcada en esta sociedad también pueden afectar al hombre en la medida en que es relegado a un segundo plano en temas de vulnerabilidad adjudicándole un perfil más de protector.

“El machismo nos afecta también. Nos discriminan, pero no de forma abierta y directa, sino como resultado de la protección de la figura femenina”, nos cuenta Raúl,  abogado y publirrelacionista mexicano de 39 años. “El mito de que la mujer es débil ha generado la falsa creencia de que el hombre es fuerte”, agrega.  Aquí reincide la valoración que la sociedad otorga a las características emocionales, consideradas como rasgos de debilidad, mientras que la opresión de éstas se traduce, erróneamente, en fuerza, en poder.

“Siento que el título de caballerosidad, por ejemplo, debe ser cambiado por amabilidad y no bajo la base de protección de un ser más débil”, nos cuenta Miguel, guionista y cineasta. “Claro, la lucha por la equidad de género cubre aspectos más complejos, como la igualdad en salarios, en roles sociales, pero también en la crianza de los hijos para que se vaya cerrando la brecha que hace que las mujeres tengan menos oportunidades. No entiendo por qué existen personas que aún hoy no defienden la equidad de género, cuando esta no dice que uno sea mejor que el otro, sino que merecemos iguales derechos, deberes, oportunidades y libertades”, añade.

Es ahí donde la idea de masculinidad queda incompleta. Para redefinirla, Bacete resume con la siguiente reflexión: “El nuevo modelo de masculinidad demanda hombres más completos, que sepan ponerse en los zapatos de otras personas; que se conviertan  en modelos de referencia para las venideras generaciones; capaces de sentir empatía y desde esa óptica no sólo entender los mensajes de equidad, sino también actuar en coherencia con ellos”.

 

Pandora realizó una encuesta a 50 hombres entre 20 y 35 años para conocer qué es para ellos ser hombres hoy día y el rol que deben ocupar en la sociedad. Sólo el 51% confesó estar de acuerdo totalmente con la equidad de género; un 37% dijo estar parcialmente de acuerdo, mientras que el 12% admitió no estarlo. Luego, al preguntarles si en su entorno social y laboral existe tal equidad, el 47% expresó que no. Este último resultado deja clara una realidad: en teoría la mayoría de los hombres entiende de alguna manera la figura masculina anclada a la equidad, pero en la práctica la historia es otra.

 

Para leer. Nuevos hombres buenos: La masculinidad en la era del feminismo es un texto que busca superar el machismo y reconvertir las masculinidades tóxicas y de dominación en modelos de diversidad, equidad, conversación, reflexión y paz.

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