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Miti-Miti

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Por Gabi Desangles  FOTO Camera Papa

Hace años que el título de “Princesa de Gazcue” me lo quitaron, junto a sus beneficios, igual que a Harry y Meghan.  Desde jovencita soy independiente y de eso me siento muy orgullosa.

No fue fácil valerme por mí misma sin un paracaídas para casos de emergencia. Chabebe (mi prometido) eso lo sabía y le gustaba, por lo de organizada, trabajadora y disciplinada. Pero también significa que todos los sueños los tendríamos que pagar, como decimos aquí, “miti-miti”, es decir, entre los dos.

Lo primero fue sentarme con mi pareja y decidir cuánto queríamos invertir. Cuando tu boda no es un regalo, pones en una balanza la celebración versus otras prioridades. Hacer un presupuesto fue hasta lindo porque nos obligó a hablar sobre dinero (en el 2020 tener conversaciones financieras no tiene por qué ser incómodo). Ahí nos dimos cuenta que necesitábamos ahorrar un poco más y recortar gastos. También aprendimos que en este matrimonio yo soy la tacaña y él es quien sabe de números.

Decidimos hacer una fiesta ese día porque ambos entendemos es algo de una vez en la vida y que el amor se celebra.

Si como nosotros te decidiste por esta opción, Félix Rosa (@TheMoneyCoachRD), nos responde (a ti y a mí), estas preguntas:

¿Cuándo debe abordarse el tema de los gastos de la boda, antes de la pedida de mano o después de? ¡Buenísima pregunta! Yo diría que antes, porque si este tema genera un conflicto de manera inmediata, pudiera ser una “bandera roja” para la relación.

Pedir la mano y después empezar a negociar los acuerdos para costear la boda, es hacer trampa, y se puede interpretar como, vamos a quitar todo lo feo, todo lo malo, todo lo que pueda generar conflicto, y después le buscamos la vuelta. No debe ser así porque la pedida de mano es un acto emocional, pero los acuerdos antes de la boda son además de, financieros. Vivir en una casa donde no haya acuerdos financieros se puede convertir en una carga emocional. Esto les hablará de cómo son como pareja y cómo reaccionan cuando quizás tengan puntos de vista que no son exactamente iguales y tengan que negociar.

¿Resulta efectivo dividir los gastos de la boda? ¡Claro que sí! Sobre todo para probar las dinámicas y para empezar a hacer acuerdos en la familia y en la pareja. Por ejemplo, si la familia se lleva bien y tiene un nivel sano de competencia, cada parte de la pareja pudiera manejar un presupuesto y hacer una competencia sana para ver cuál de los dos llega más cerca de éste y cuál logra no pasarse. También puede servir para asignar partidas en lo que cada uno tenga experiencia, lo que ayuda bastante porque así uno se siente como rey en su reino.

¿Qué hacer si se encuentra algún inconveniente en el camino? Si surgen conflictos lo más importante es la relación. Es decir, la boda es lo urgente, lo que tiene fecha, pero la relación es permanente, y después del evento es lo que queda.

Ahora pudiera parecer más un coach o terapeuta de pareja que un asesor, pero los que están casados sabrán que cuando uno va en serio con su pareja y con su familia, este tipo de temas toca hablarlos, sale natural y uno va aprendiendo. Si el conflicto llega al punto donde se hace imposible manejarlo, recuerden siempre los dos entrar con la intención de negociar, porque los conflictos se vuelven irreconciliables cuando ninguna de las partes cede. Si no pueden negociar, entonces es necesario que busquen a un tercero que sea imparcial; puede ser un terapeuta de pareja, un sacerdote o pastor o un amigo.

¿Cuándo es necesario integrar a un experto en finanzas? Al regresar de la luna de miel. ¿Por qué? Pues es el momento propicio para empezar a establecer los parámetros para llevar las finanzas de la casa. La boda fue algo parecido a un test. Por eso particularmente no me gusta que la pague solamente la familia de la novia y que el novio no se involucre.  Un experto en finanzas los guiará hacia las mejores prácticas, si habrá división de facturas o qué hacer frente al conflicto. También, cuál debe ser el fondo de emergencia, cómo actuar financieramente si ya viene un bebé en camino y cómo cuidar el crédito de ambos.

¿Cuáles son las claves en las que nos debemos apoyarnos a la hora de dividir los gastos? La primera es recordar que desde ya el patrimonio es uno. Ver las fortalezas de cada quien es también muy importante porque podemos aprovechar para dividir no solamente la responsabilidad de pagar, sino la toma de decisiones y asignar aquello en lo que cada quien es bueno. Otra clave es manejar cuánto gana cada quien, ya que si una de las partes ingresa más que la otra, digamos 70/30, no sería justo dividir todo 50/ 50, ya que la parte que gana el 70% del ingreso familiar iría cómodo, mientras la que gana 30% del ingreso familiar iría forzado.

Evaluar también si los dos son empleados o uno es empresario, pues cuando uno es empleado tiene un poquito más de seguridad. El que lleva negocios, aunque puede ganar más, es más inestable a la hora de controlar la entrada de dinero

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