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¿Saldar mis deudas o aportar a mis ahorros?

¿Saldar mis deudas o aportar a mis ahorros?

Pamela Toribio

Texto: Colaboración Sarah Despradel, coaching financiero

Las deudas están arropando a la sociedad moderna tanto como el Covid-19. Es tan común estar agobiado por ellas que se ha normalizado. Todos tenemos algún familiar o amigo que está batallando con esa lucha permanente. No nos extraña.

Llega una entrada extra de dinero y automáticamente nos quejamos de que no podemos hacer otro uso del mismo porque se dedica a aplicar a deudas.

Por otro lado, es repetitivo que se “consolidan” para liberarnos de ellas y al poco tiempo se repite el patrón de que lo que hacemos es tener una nueva deuda y se vuelve a llenar nuestro panorama financiero de cuentas por pagar.

Entender las deudas

Es trabajar la parte más humana de las finanzas. Nos lleva a analizar todas nuestras facetas y solucionarlas a buscar un enfoque integral si deseamos atacarlas de raíz.

Empecemos por diferenciar: no todas las deudas son “malas”. Existen deudas “buenas”. Para contestar esta pregunta respóndete:

• ¿Quién pagará mi deuda?

• ¿Adquiere valor con el tiempo el artículo o experiencia que estoy financiando? Este filtro nos ayuda a entender como buena una deuda que “paga otro”.

Por ejemplo, si usas un préstamo para comprar una maquinaria que vas a rentar y tu cliente la paga: es una deuda buena.

Si utilizas un préstamo hipotecario para adquirir una vivienda que como activo va adquiriendo valor con el tiempo: este es otro ejemplo de deuda buena.

Si tu deuda, por el contrario, se originó para costear gastos, compras, consumo de artículos que no ganan valor con el tiempo es un gasto financiero para ti.

Entender esto nos ayuda a ver con claridad que puedo utilizar las deudas como una palanca para prosperar o como una cadena para estancarme.

El hábito del ahorro

Ahorrar es un hábito maravilloso que debe ser constante, tener un propósito y que cubre dos objetivos: seguridad y realización.

Con un ahorro respaldamos imprevistos tanto para nosotros como para nuestra familia. Así como reparaciones de artículos, vehículos, costear algún accidente, entre otros.

La otra cara del ahorro es que hace posible que logremos nuestros sueños, nos permite poco a poco lograr todo lo que hace sentido a largo plazo.

El inicial de una vivienda propia o para un negocio, la posibilidad de viajar, vivir experiencias, adquirir las cosas que nos hacen literalmente felices. Pudiera verse como que son dos fuerzas que luchan entre sí: deudas y ahorro.

Y tras años de experiencia pudiera decir que, si obviamos uno, el otro toma fuerza, es decir, si el ahorro no existe siempre estaremos endeudados, ya que justamente hasta una simple “gripe” nos deja vulnerables si no tenemos un fondo para enfrentarla.

Dicho esto, debemos partir de un fondo de emergencia que responde a la pregunta: ¿Cuánto tiempo pudieras sobrevivir si mañana pierdes tu principal fuente de ingresos?…

Necesitas mínimo tres meses de todos tus gastos básicos: tener totalmente separado de manera sagrada para tu ahorro.

Una vez logras tu fondo de emergencia, la sugerencia estratégica, desde el punto de vista financiero, es que dediques todo lo “extra” a eliminar deuda.

Puesto que ningún instrumento financiero te aportará un retorno tan costoso como el cargo de financiamiento que, por ejemplo, en una tarjeta de crédito es de un 60% anual.

¡Ahorra para que día a día evites endeudarte! Y recuerda: es posible vivir sin deudas ¡Se siente maravilloso!

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