¿Cuándo es necesario el relleno facial?
Por Dr. Emmanuel Pérez P., Cirujano Plástico Reconstructivo y Estético. Foto Shutterstock
Históricamente, el uso de material inyectado para modificar el contorno de la piel y el tejido blando subyacente, ha sido un tema de interés. Sin embargo, es en las décadas recientes que han estado disponible las herramientas efectivas y seguras para lograr tal objetivo. Actualmente, el cirujano plástico tiene acceso a numerosos rellenos para atenuar el estigma del envejecimiento o corregir los déficits del contorno que ocurren con los procesos de muchas enfermedades.
¿Cómo se forman las arrugas?
El envejecimiento es un proceso complejo pues es el resultado de factores intrínsecos, tales como maduración del tejido blando, cambio esquelético, atrofia e hiperactividad muscular, así como también de factores extrínsecos como la gravedad y daños ocasionados por el sol. A consecuencia de ello, la apariencia lisa confluente del rostro se reemplaza lentamente por ángulos marcados, arrugas finas, profundas, protuberancias y agujeros abruptos.
Con el paso del tiempo, ocurren cambios esqueléticos importantes como la disminución general en la altura facial, en su profundización y ampliación moderada. La disminución de la altura maxilar y el aumento en el volumen orbitario generan ojos hundidos y menos espacio para la adhesión del tejido blando disponible. Las mejillas descienden, los pliegues naso labiales se profundizan, el complejo del labio superior parece más abultado y aparecen los surcos lagrimales, al igual que las arrugas periorales. Si hay pérdidas de dientes, disminuye la altura alveolar y el mentón se atrofia; aparte de la disminución en el volumen óseo general, las adhesiones ligamentosas del tejido blando a la piel se vuelven flácidas y además contribuyen con la aparición de surcos y pliegues.
Con el envejecimiento cronológico, todas las células se dividen con más lentitud, esto incluye a los queratinocitos, fibroblastos y melanocitos. La epidermis se adelgaza y la unión epidémica-dérmica se vuelve más plana, mientras que disminuye la integridad del estrato corneo y las células básales adquieren más atipia.
La dermis se adelgaza y contiene menos número de fibras de colágeno de tejido laxo. Las glándulas sebáceas se vuelven hipertróficas, aunque son menos numerosas y menos activas, contribuyendo así a la resequedad de la piel. Todos los cambios mencionados antes generan una piel más reseca, más rugosa y más frágil que es susceptible a la fuerza de gravedad y por tanto al arrobamiento.
Otro elemento que contribuye al envejecimiento de la piel es la exposición crónica al sol; probablemente este es el factor ambiental más significativo que influye en la maduración de la piel, generando discromía, lentigos, telngestasias y la pérdida del tono rosa juvenil.
Clasificación de los rellenos
Los rellenos del tejido blando son una opción ideal para los pacientes que buscan rejuvenecimiento facial. Para el paciente joven que no requiere de cirugía, estos materiales ofrecen una opción viable, mientras que para los pacientes mayores, la cirugía puede ser combinada con rellenos y otros tratamientos de superficie para obtener un resultado más óptimo.
Es importante recordar que, aunque, el número y variedad de productos disponibles es impactante, la investigación a nivel mundial para buscar el relleno ideal para tejido blando aún continúa; tampoco hemos acordado las propiedades que serían adecuadas para todos los rellenos. Por ejemplo, aunque la permanencia del relleno sería claramente una virtud, también podría ser negativa si el relleno utilizado no envejeciera de manera apropiada a medida que los tejidos blandos del paciente se vuelven más ptosicos y atenuados. Por lo tanto, la reversibilidad es una característica importante a considerar.
En nuestra práctica habitual, al tratar alteraciones producidas por el envejecimiento de la piel, preferimos utilizar material de relleno con compuestos reabsorbibles y compatible con el organismo. De los tipos de rellenos existentes tenemos: autólogos, biológicos y sintéticos.
Cada uno de estos responde a características propias y refiere a una aplicabilidad que también dependerá de las zonas a tratar, las cuales son: líneas glabelares, líneas de la frente, cejas, pliegues naso labiales, aumento malar (pómulos), líneas de marioneta, aumento de línea mandibular, labios, remodelación nasal y rejuvenecimiento de las manos.
Contraindicaciones y consideraciones
Al tratarse de una intervención estética generalmente mínima, no hay muchas contraindicaciones estrictas para el uso de los rellenos dérmicos. Probablemente, de los aspectos más importantes que debe trabajarse están las expectativas irreales del paciente.
Aunque estos tratamientos rejuvenecen y revitalizan la piel, el uso de rellenos no es un sustituto para la cirugía en pacientes en los cuales el descenso de tejido y la laxitud de la piel estén muy avanzados. En tales casos, el paciente debe recibir recomendaciones sobre el papel adyuvante que puede desempeñar los rellenos en relación con la mejoría más considerable que se podría lograr quirúrgicamente; esto debe serle explicado detalladamente, pues hay quienes se acercan al médico cirujano estético con la idea de que algunos pliegues sean borrados por completo.
Además, algunos de los surcos del rostro están presentes desde una edad temprana y son el resultado de la animación. La obliteración puede generar una apariencia poco natural similar a una masa.
Finalmente, los rellenos faciales son una herramienta invaluable gracias a su carácter poco invasivo y una considerable biocompatibilidad dado los efectos positivos de rejuvenecimiento que puede lograrse en el paciente ya que contrarrestan el deterioro en la piel sin importar cual sea su causa: flacidez, pérdida de volumen, poca luminosidad, etc. Esto sin dudas resulta una opción ideal que, con el diagnóstico, la técnica apropiada y la elección de los rellenos, se convierten en la clave para crear una apariencia natural y más rejuvenecida.