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Guerreras de fuerza y fe

Guerreras de fuerza y fe

Leandro Sanchez

El cáncer no mira sexo, raza, edad ni estatus social. Hoy día, gracias a los avances de la ciencia su tasa de mortalidad ha disminuido. También se debe a la valentía con la que muchas le hacen frente, como nuestras entrevistadas, quienes han sido motivo para que otras sigan adelante. Esto lo han transmitido a través del Voluntariado de la Fundación Oncológica del Este. Nuestro reconocimiento a estas heroínas que dan lo mejor sí, a propósito de que mañana 4 de febrero conmemoramos el Día Mundial del Cáncer, y es precisamente el del mama, al que han sobrevivido, uno de los más comunes entre las mujeres.

Texto Leandro A. Sánchez / Fotos Yael Duval / Estilismo Enyer Díaz / Maquillaje IBD Professional /  Peinado Carolina de León Bezaleer, de Curl Hair Center / Postproducción Alejandro Matos

 

Rafaelina Pérez44 años
“El 31 de enero de 2018 fui diagnosticada con cáncer en la mama derecha, etapa 3, luego de sentirme algo extraño y acudir a mi ginecólogo, quien en primera instancia creyó era un quiste, pero al persistir indicó una biopsia que dio como resultado positivo. No perdimos tiempo y el 3 de marzo inicié el proceso de quimioterapia, que culminó el 15 de julio del mismo año. Fue una experiencia drástica de muchos altibajos emocionales, de aceptación, pues cuando uno escucha la palabra “cáncer”, lo primero que le llega a la mente es la muerte. En su momento la depresión toco la puerta, pero decidí seguir adelante, con Dios como guía. Me ‘terapié’ a mí misma, sabía que era una guerrera, que tenía que echar ‘pa’lante’ por mis hijos, esposo y resto de la familia, de quienes recibí un apoyo incalculable. Atravesar luego un proceso de mastectomía y 33 radioterapias fue muy difícil, pero sabía que con ellas tenía más probabilidad de vivir. Les exhorto a quienes estén pasando una situación similar a que pongan su fe en Dios, y aunque no tengan fuerzas, sacar de abajo”.

 

Rocío Rijo46 años
“Tratando de mantener mi cuerpo en forma, saludable, un buen día sentí mis senos algo pesados. En  primera instancia no le presté mucha atención, pero con el paso de los días continuaban igual, por lo que acudí a mi ginecólogo. Me indicó los estudios de lugar y detectaron un nódulo. Mantengo una relación especial con Dios, a quien le pedí mucha sabiduría y fortaleza para que si el resultado de la biopsia era positivo pudiera seguir delante. Y así fue. Tras confirmar el diagnóstico inicié un tratamiento que conllevó 12 quimioterapias, una mastectomía radical bilateral y 22 radioterapias. El proceso es fuerte, pues implica un cambio sorprendente en tu vida, física y mentalmente, mismo que sólo se puede sobrellevar con el apoyo de la familia, amigos y de Dios, en primer lugar, como fue mi caso. Sobrepasada esta etapa, ahora me gusta servir de apoyo a quienes están pasando por la misma situación, animarlas a no desfallecer y estimularlas a través de mi forma de vida”.

 

Yudelkys Mota41 años
“En el 2018 sentí una bolita en el seno y acudí al médico a examinarme. En principio me dijeron era de grasa y que con pastillas se disolvería. Sin embargo, mi hermana, que también lo padeció, me aconsejó ir al oncólogo, que tras una biopsia me diagnosticó la enfermedad, en etapa 3. En ese momento me dijo, “llora todo lo que quieras ahora porque no te lo voy a permitir más”, como una forma de aliento y hacerme saber que debía batallar. Aquel 20 de julio fue un día difícil, pero que logré superarlo gracias al apoyo de mi familia y de cada uno de los doctores que me atendieron. Recibí un total de 12 quimioterapias, mas una mastectomía y 28 radioterapias. Además, algo que no estaba en planes es que durante el proceso de las ‘quimios’ quedé embarazada. No me di cuenta hasta el séptimo mes. ¡Ya podrán imaginarse!, pero gracias a Dios mi bebé nació sin problemas. Claro, tuvieron que suspenderme el tratamiento hasta que naciera y me recuperara”.

 

Engracia Guerrero49 años
“Comencé a sospechar algo en 2016, cuando un día, una vez terminando los quehaceres del hogar me fui a bañar. Fue entonces cuando toque mis senos y en el derecho sentí una bolita. Inmediatamente llamé a una sobrina que es médico y me dijo que me realizara una sonografía. Le llevé los resultados y me refirió a un oncólogo, que luego de indicarme una biopsia confirmó la presencia de cáncer en la mama derecha, la cual me extirparon. La noticia fue devastadora para mí, me cuestionaba y le preguntaba a Dios en qué le había fallado para que me sucediera esto. Lloré profundamente. Sin embargo, luego me llené de fuerzas, sabía que sólo así podía salir adelante. Es cierto que uno puede morir de cáncer, pero soy de las que piensa que uno no puede ‘echarse a morir’, como dicen. Hay que luchar y vivir con positivismo; debemos querernos a nosotras mismas para salir adelante”.

 

“Desde sus inicios en 2016, la Fundación Oncológica del Este brinda apoyo a los pacientes y familiares de escasos recursos en la lucha contra el cáncer, a través de distintos programas”. 

 

María Esther Santana53 años
“Finalizando el 2018 sentí una molestia en la axila del brazo derecho, que en principio pensé sería pasajera; tomé algunos medicamentos creyendo cedería pero no fue así. Entonces fui a mi ginecólogo quien notó la presencia de algo extraño y me indicó los estudios de lugar, que efectivamente arrojaron como resultado la presencia de tres nódulos, uno de ellos ‘positivo’. Tras conocer la noticia el mundo se me vino arriba, fue una impresión muy fuerte, uno piensa lo peor. Llegué a casa y lloré desconsoladamente, pero en medio de esta situación algo me conmovió y me llenó de fuerzas. Mi nieto, al verme llorando, me preguntó qué me pasaba. Le dije estaba enferma y solo atinó a responderme: ‘No llores más abuela, y me dio una galleta como recompensa’. De todo el proceso, lo que más valoro y entiendo me ayudó a salir del mismo fue el acompañamiento de mi familia. Nunca fui sola a una ‘quimio’, siempre tuve cerca a mis amigos, a los vecinos. Además, estar siempre positiva, confiar en Dios y en los médicos. A quienes estén atravesando una situación similar les digo que no tengan miedo, con fe todo es posible, no se rindan por escuchar la palabra ‘cáncer’, hay que luchar hasta el final. Y juntas podemos hacerlo”.

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Daysi Castro38 años
“Llevaba una vida normal, algo ajetreada en aquel entonces. Pero no tenía idea de lo que pasaba en mi interior. Recuerdo que una amiga me llamó y dijo que tuvo un sueño conmigo en el que lloraba desconsolada, pero no le hice mucho caso. Pasó el tiempo y comencé a laborar en una empresa donde realizaron una actividad en favor de la lucha contra el cáncer, en la que nos enseñaron a autoexaminarnos. En casa seguí las instrucciones y sentí una bolita, por lo que acudí al oncólogo, quien efectivamente detectó su presencia, en etapa 2. En un principio no sabía cómo decírselo a mi familia. Para mí fue lo más difícil de todo el proceso. Tardé meses en hacerlo, pues buscaba protegerlos emocionalmente de cualquier pensamiento negativo, pues sabemos que las palabras y la mente son muy poderosas. No lo hice hasta que tenía la situación muy clara. Recibí un total de 12 quimioterapias, 24 radioterapias, fui sometida a una mastectomía y continuo con un tratamiento por un largo tiempo”.

 

Mariel Carty31 años
“De buenas a primeras sentí una especie de bulto en mi seno derecho, a principios de 2016. Acudí al médico y me indicaron todos los estudios de lugar, que dieron como resultado, tras una biopsia, la presencia de células cancerígenas positivas. En aquel momento me sometí a una cuadrantectomía, 16 quimios y 36 radioterapias. Superada esta etapa, en 2018 aparece una recidiva, y es cuando decido optar por una mastectomía radical bilateral, que conllevó además 25 sesiones más de radioterapia. El pasado mes de julio hizo metástasis en el pulmón, pero gracias a Dios pudo abordarse a tiempo. No voy a negar que es una situación muy difícil el perder una parte tan importante de tu cuerpo, especialmente para las mujeres… no es fácil. Pero me aferré a Dios, a mi madre e hijo, y a mis amigos. Ellos han sido mi sostén. Por eso decidí serlo para otras, apoyarlas emocionalmente y ayudarlas en la obtención de medicamente, si es necesario; recordarles en todo momento que una verdadera guerrera no se rinde, siempre se mantiene en pie de lucha”.

 

 

 

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