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La huella Indelible

La huella Indelible

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Texto Leandro A. Sánchez  Ilustración principal Naeblys

Tras varias décadas de movilizaciones promovidas por la sociedad civil y movimientos femeninos se ha conseguido incluir la erradicación de la violencia de género en las agendas nacionales e internacionales. Nunca tantos países han contado con leyes contra ésta y todo lo que implica. Sin embargo, continúan existiendo desafíos en la aplicación de las mismas, resultando en una limitada protección y acceso a la justicia por parte de las mujeres. Asimismo, no se hace lo suficiente para prevenir la violencia, y cuando ésta ocurre a menudo queda impune.

Su impacto puede ser inmediato y de largo alcance, e incluye múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas y mortales. Afecta negativamente el bienestar de ellas e impide su plena participación en la sociedad. Los altos costos asociados, que comprenden desde un aumento en gastos de atención de salud y servicios jurídicos, hasta pérdidas en la productividad laboral, impactan los presupuestos públicos nacionales y representan un obstáculo para el desarrollo del país. Por último y no menos importante, lacera fuertemente a los miembros de la familia, especialmente a los hijos, si los hay; el tema que nos compete en esta oportunidad. Ellos, víctimas invisibles, también están expuestos a situaciones de malos tratos, por ende, receptores directos de la violencia contra sus madres, aunque no hayan recibido ni un sólo golpe. Así lo ratifica el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, al señalar que, aunque no se les ponga la mano encima, “presenciar o escuchar situaciones violentas tiene efectos psicológicos negativos en los hijos”.

“Sentir la angustia de la madre maltratada, su temor y tristeza les produce una elevada inseguridad y confusión”, explica de entrada la psicóloga clínica y terapeuta familiar Ángela Perdomo, quien dice esto puede traducirse en terrores nocturnos, incontinencia urinaria, alteraciones del sueño, cansancio, problemas alimentarios, ansiedad, estrés y depresión, entre otros. Pero lo más triste es que al estar en una fase de crecimiento y desarrollo cognitivo conforman su personalidad en función de la violencia y la toman como modelo, interiorizando los roles de maltratador o maltratada.

Para Perdomo, especialista en terapia infanto-juvenil, los hijos asumen patrones de comportamiento violentos y no discriminan lo que está bien de lo injustificable. “Crecen inmersos en el miedo. Son candidatos al diagnóstico de estrés traumático, depresión por desesperanza o posibles trastornos de personalidad”, enfatiza.

Modelo de aprendizaje

El que los niños estén expuestos a la violencia en el contexto familiar tiene efectos a futuro. Como citamos anteriormente, el más destacado y en palabras de nuestra entrevistada, es el asumir comportamientos violentos. Incluso, se ha estudiado y llegado a la conclusión que de mayores, con más frecuencia y probabilidad maltratarán a sus parejas o serán víctimas de violencia de género.

“Viven de forma continuada y prolongada situaciones de violencia y abuso de poder, lo que marcará su desarrollo, personalidad, forma de actuar y valores en la edad adulta. Aprenden a entender el mundo y las relaciones de forma inadecuada”, explica la psicóloga jurídica y forense Laura Fátima Asensi, en el estudio Violencia de género: consecuencias en los hijos (2007). En el mismo destaca que las relaciones familiares violentas influirán en el significado que el niño atribuya a las relaciones interpersonales, y más concretamente a las relaciones entre géneros, entre hombres y mujeres. “Estos patrones los aplicarán a sus propias relaciones, desarrollando conductas sexistas, patriarcales y violentas”.

La publicación concluye que los menores no tienen opción a aprender estrategias adecuadas para relacionarse con los demás y solucionar conflictos, así como. Tampoco para ser flexibles, dialogar o respetar, lo cual los lleva a desarrollar creencias y valores asociados a la violencia de género, tales como:

  • El hombre es el que manda en la familia; todos los demás deben obedecerle.
  • Las mujeres son inferiores al hombre y no tienen los mismos derechos.
  • Si un hombre golpea a una mujer es porque se lo merece o porque ella lo provoca.
  • El pegar a las mujeres es normal, frecuente y no tiene repercusiones.
  • Si quieres que te respeten tienes que ser violento.

La importancia de tratarlos

En su Manual para la formación de profesionales sobre la atención a los niños y niñas víctimas de la violencia de género en el ámbito familiar, Save the Children, ONG internacional fundada en 1919, plantea una serie de puntos a considerar al momento de intervenir psicológicamente a los menores. ¿A qué aspectos concretos se refiere? A un abordaje que descifre el impacto de la violencia, considerando la interrelación entre los componentes individuales, familiares y culturales. Así mismo, a la comprensión de la dinámica básica, con miras a iniciar un proceso de cambio. “Es importante que los menores puedan registrar riesgos, ya que la exposición al maltrato muchas veces les hace más vulnerables a los distintos tipos de violencia, sea a manos de adultos o de pares. Por eso resulta oportuno trabajar con materiales que presentan diferentes situaciones, con el objetivo de que los niños tomen conciencia de la importancia del autocuidado y de la necesidad de pedir ayuda cuando, por ejemplo, se sientan amenazados”, detalla el documento… Este trabajo individual se complementa con el grupal, que permite que las niñas y niños puedan estudiar mejor la situación que han vivido. “El grupo es muy importante, ya que a través de él los menores pueden compartir sus experiencias. Se utilizan técnicas participativas y lúdicas, dirigidas a movilizar y elaborar las problemáticas propuestas, todas adaptadas a su edad”, apunta el manual, que además promueve la intervención vincular madre-hijo. “La situación de violencia afecta significativamente a esta relación, deteriorando la comunicación y repercutiendo negativamente en el lazo afectivo”. Por eso la proponen como un complemento a la atención individual, cuando la relación entre ambos se vea afectada.

“Un estudio multi-país llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud (García-Moreno et al., 2005), dejó en evidencia que niños y niñas de edades tan tempranas como los dos años, que viven con madres abusadas, tienden a desarrollar malos hábitos en el dormir, suben de peso a niveles no saludables y suelen ser más irritables”.

 

 

Según datos suministrados por el Ministerio de la Mujer, hasta el 30 de septiembre, 570 niños y adolescentes huérfanos por feminicidios reciben apoyo del programa de Protección de las Casas de Acogidas, de dicho organismo. Sin embargo, la cifra es mayor porque no todos entran al programa. Por lo regular se quedan viviendo con familiares que los acogen y les brindan el apoyo que necesitan.

Sanando la experiencia

Resulta vital que la madre ayude a sus hijos se recuperarse tras presenciar o, en el peor de los casos, experimentar una escena de violencia doméstica. ¿De qué manera? Nuestra entrevistada, Ángela Perdomo, dicta algunas pautas:

  • Ayúdalos a sentirse seguros. Considera abandonar la relación abusiva por su mejoría y bienestar. Ellos lo necesitan.
  • Habla con ellos sobre sus miedos. Házles saber que no es su culpa ni la tuya.
  • Conversa sobre las relaciones saludables. Ayúdalos a aprender de la experiencia abusiva hablando sobre qué es saludable y qué no. Esto les ayudará a futuro, cuando comiencen a entablar sus propias relaciones de pareja.
  • Explícales los límites. Que sepan, nadie tiene derecho a tocarlos o incomodarles, inclusive miembros de la familia, maestros u otras figuras de autoridad. Además, explícales que tampoco tienen derecho a tocar el cuerpo de otra persona y que, si alguien les dice que se detengan, deben hacerlo de inmediato.
  • Ayúdalos a encontrar un sistema de apoyo confiable. No sólo en ti como madre… igual un consejero escolar, que debe denunciar la violencia o abuso en caso de sospechas; terapeuta u otro adulto de confianza que pueda ofrecerles apoyo continuo.
  • Facilítales ayuda profesional. El ir a terapia les ayudará a convertir los pensamientos negativos en positivos y a aprender maneras saludables de lidiar con el estrés.

Realidad nacional.

“Los niños y niñas que presencian violencia en sus hogares por parte de las personas adultas con quienes conviven, sufren secuelas psicológicas a corto y largo plazo, que afectan su desempeño y desarrollo emocional, al tiempo que genera conductas inadecuadas”. Esta es una de las conclusiones de la Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres (ENESIM-2018), elaborada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de la Mujer, la cual muestra que la convivencia con adultos violentos durante la niñez puede incidir en la tolerancia de la violencia en la vida de las personas, especialmente de las mujeres. Según el estudio, el 33% de las mujeres de 15 años y más era golpeada de vez en cuando por las personas adultas con la que vivía hasta los 15 años de edad, especialmente en la zona rural, lo que suele reflejarse a través del tiempo por medio de la conducta expresada hacia los demás.

Los datos muestran que un 14.6% de las mujeres alegó que las personas con quienes vivía hasta los 15 años se golpeaban de vez en cuando y con mucho frecuencia en un 3.7%. “Hay estudios que muestran que la violencia se transmite entre generaciones. Los niños que son testigos de violencia en sus hogares son más proclives a ser violentos dentro de éstos y en los espacios públicos. Este último punto debe hacernos reflexionar. Combatir la violencia contra las mujeres tiene un efecto multiplicador”, subrayó el representante del BID en el país, Miguel Coronado, durante la puesta en circulación del estudio.

La violencia de género afecta toda la estructura familiar, especialmente a los niños. El informe Violencia de género en República Dominicana: un enfoque desde las estadísticas provistas por el estado dominicano entre 2015-2018, realizado por el movimiento cívico no partidista, Participación Ciudadana, revela datos alarmantes.

187    número promedio de mujeres asesinadas anualmente en .D.

42%  aumento de los casos de violencia de género en 2018.

17%    incremento de los casos de violencia intrafamiliar en 2018.

109%  El aumento en el número de casos asociados a delitos de violencia de género, intrafamiliar y sexual, entre 2011-2018.

A propósito de que el próximo 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, queremos destacar que ésta tiene cuatro consecuencias terribles sobre los hijos: condiciona su bienestar y desarrollo; los convierte en instrumentos de dominio sobre sus madres; perpetúa entre generaciones los malos tratos y provoca grandes déficits en la calidad de su educación.

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