Coordinación Leandro Sánchez Foto Adolfo Florentino
Comunicadora social. Periodista dominicana de sólida trayectoria en radio, prensa y televisión, Edith Febles es uno de los rostros que representa fielmente esta profesión con objetividad, justicia y libre de ataduras; cualidades más que necesarias hoy día. Esto nos motivó a conversar con ella para que enlistara lo que desde su experiencia considera son sus lecciones de vida. Sabíamos que tenía mucho qué contarnos. Y por qué no, recordarle de paso a su “yo” más joven.
Aprendí que…
- El amor es el motor de la vida. Hace que nuestras decisiones procuren el bien.
- La libertad es la disposición de renunciar o que te expulsen para seguir siendo tú. Que nada ate tus ideas y tus principios.
- Un hijo es tu corazón que juega en el patio. Tenerle implica responsabilidad, compromiso y entrega.
- Los buenos amigos están siempre presente. La amistad es un tesoro que se cultiva; no depende de factores exógenos.
- Es necesario cultivar la tolerancia frente a la crítica, y la humildad ante el halago. Comprender las diferencias y ser prudente frente a los aplausos.
- El reloj no tiene reversa. Hay que aprovechar las horas para vivir, compartir, festejar, alegrarse y acompañar.
- Amar lo que uno hace facilita el trabajo. Incluir la ética como regla de vida reditúa con paz en la conciencia.
- Ser consciente de los límites propios y ajenos nos ayuda a cometer menos errores y ahorrar ofensas y molestias a los demás.
- Limpiamos la casa, quitamos basura digital del celular y a veces se nos olvida hacer lo mismo con nuestro ser. No acumulemos rencores. En cambio, es de seres nobles atesorar los rostros de tantas personas que alivian y facilitan el camino de la vida.
- La envida envilece a los humanos. Que nunca te duela el bienestar ajeno. Ese y otros tipos de sentimientos mezquinos empobrecen el espíritu y doblegan su salud.
- En la vida, equipaje permanente sólo hay uno, no lo pierdas, allí a donde vayas… procura ser tú mismo. Ese es tu equipaje.
- Escuchar, respetar, honrar, reconocer, descubrir y atesorar al pueblo del que formas parte es lo que nos hace ciudadanos. Como leí una vez, “al pueblo se sube, no se baja”.
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