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Diabetes: cuando el azúcar no es algo dulce

Diabetes: cuando el azúcar no es algo dulce

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Por Patricia Crusset – Foto: Shutterstock

El cuerpo sólo necesita 100 miligramos de azúcar en sangre. Los valores por encima te podrían convertir en diabética. ¿Cómo saber si podrías sufrir esa condición? ¿Cuáles son los efectos más comunes de una diabetes mal tratada? Entérate en estas líneas.

Las estadísticas demuestran que la diabetes afecta por igual a hombres y mujeres, sin embargo, algunos estudios sostienen que ellas tienen mayor predisposición a padecerla. Las más recientes cifras mundiales de personas con diabetes revelan que existen aproximadamente cuatro millones más de hombres que de mujeres (185 frente a 181). Sin embargo, según la Federación Internacional de Diabetes, se espera que esta diferencia descienda a dos millones para el 2030. Una cifra alarmante, si se estiman todos los riesgos que conlleva esta silenciosa enfermedad. Si eres mujer, estos son los datos que debes conocer.

Aumenta el riesgo en el embarazo. Si estás en gestación, puede que tus células no respondan bien a la insulina debido a los cambios hormonales. Para muchas de las futuras mamás, eso no representa ningún problema ya que simplemente el páncreas crea más insulina. Sin embargo, en otras no sucede y los niveles de azúcar en su sangre se elevan. Es entonces cuando aparece la diabetes gestacional. “Las madres de más edad y las obesas tienen mayor probabilidad de padecerla. En la mayoría de los casos, desaparece cuando el bebé nace pero, una vez que la has tenido, se incrementa el riesgo de que aparezca en otros embarazos, y también en desarrollar diabetes tipo 2”, explica Nalini Campillo, diabetóloga, especialista en nutrición y pie diabético, y presidente de la Sociedad Dominicana de Médicos Diabetólogos.

Después que nace la criatura es aconsejable dar el pecho, ya que amamantar mejora el metabolismo de la glucosa y ayuda a prevenir la obesidad, además de reducir el riesgo de que el bebé sufra de diabetes y otras enfermedades. “Sólo un 10% podría desarrollar la enfermedad luego que nace la criatura”, explica el doctor Félix Manuel Escaño, presidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD) y coordinador de la Unidad de Diabetes de la Plaza de la Salud.

Sólo 100 ml. “Diabetes es cuando una persona tiene 126 o más miligramos de glucemia en sangre, en ayunas, y por encima de 100 y menos de 126 se está en camino a la diabetes o prediabéticos”, aclara Escaño. Todo lo que la persona come se convierte en azúcar, la cual para ser digerida necesita del auxilio de la hormona insulina que se produce en el páncreas. La insulina los digiere y normaliza. En el caso del diabético, la azúcar va al páncreas, que al no producir insulina en cantidad suficiente, los alimentos se quedan en azúcar, que poco a poco consume los órganos. “El cuerpo necesita sólo 100 miligramos de azúcar en la sangre para que el organismo funcione, cuando una persona tiene 190 afecta la circulación, la vista, los riñones y los nervios”, agrega el experto. Diálisis, ceguera y amputaciones son algunas de las consecuencias a largo plazo.

No sólo se lleva en los genes. Hay dos tipos de diabetes: 1 y 2, y tienen causas distintas. En el primer caso se debe heredar una predisposición a la enfermedad. En la tipo 2, algo en el entorno la desencadena. El riesgo para los hijos de desarrollar diabetes es doble si uno de los padres la padeció antes de sus 11 años. Si ambos padres poseen la tipo 1, el riesgo para los hijos está entre un 10 y 25%. La diabetes tipo 2 aparece más frecuente en familias con sobrepeso. “En parte, esta tendencia es debida al aprendizaje del niño de los malos hábitos alimentarios o de falta de ejercicio que tienen los padres, además de la existencia de una base genética”, explica Nalini Campillo.

En general, si uno de los padres tiene diabetes tipo 2, el riesgo de que su hijo tenga diabetes es un 14%. Algunos científicos creen que el riesgo del niño es mayor si es la madre quien padece la tipo 2. Si ambos padres poseen este tipo, el riesgo para el niño es de un 50%.

¿Quiénes se hacen diabéticos sin tener síntomas? Los que tienen antecedentes de diabetes (madres, padres, hijos). “Todo el que tiene familiar cercano debe darle seguimiento a esa marca diabética’, apunta Escaño.

Una prueba al año. La recomendación para las latinas es que las pruebas de glicemia se hagan al menos una vez al año. Mantener el peso controlado, comer balanceado y saludable y hacer ejercicio de forma regular pueden ayudar a que esta enfermedad no se presente. “Para hacer una buena prueba se necesita que visite al endocrinólogo, porque no es un simple análisis en ayunas, sino una prueba especial precedida de una dieta”, apunta el también médico diabetólogo del Centro Endocrinólogo Doctor Escaño.

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Menos sexo.  Un tema poco común en la consulta de diabetes es la disfunción sexual femenina.

“Las dificultades sexuales que afectan a las mujeres  suelen recibir menos atención de la necesaria, a pesar de los altos niveles de sufrimiento que generan”, recalca Nalini Campillo.

La mayor parte de la investigación sobre función sexual y diabetes se ha centrado en varones. Sin embargo, ellas pueden presentar dificultad en cualquier etapa del acto sexual (deseo, excitación, orgasmo y resolución). “La disminución o ausencia de la libido o del deseo puede tener un origen psicológico (relaciones insatisfactorias, ansiedad, sentimiento de inferioridad, vergüenza y baja autoestima), pero también está relacionada con la diabetes, debido a que los altos niveles de glucosa pueden ocasionar cansancio intenso, lo que conlleva al descenso del deseo”, argumenta Campillo, quien además añade que el problema sexual más frecuente es la adecuada lubricación, lo que conduce a unas relaciones coitales irritables y dolorosas (dispareunia), que suelen acarrear disminución del deseo e incluso rechazo a las relaciones sexuales.

“Un factor añadido es la frecuente aparición de infecciones vaginales, propiciadas por los elevados niveles de glucosa, lo que provoca molestias (mal olor, picor, sensación de suciedad)”. Nalini recomienda lubricantes vaginales, tratar diferentes posiciones sexuales y pedirle a la pareja que prolongue la estimulación sexual previa a la penetración. La terapia psicológica podría ser útil. También, a algunas mujeres les da resultado practicar los ejercicios de Kegel.

Las señales. “Enfermedades ginecológicas a repetición pueden ser una expresión de que se tiene el azúcar alta”, advierte Escaño. En las noches, levantarse muchas veces a orinar, también indica que que hay un desbalance en el control de los líquidos. Pérdida de peso a pesar de un buen apetito (entre 5 a 7 libras en un mes). Otro dato importante es la persona que le da mucha sed en cualquier momento. La boca se torna reseca. Desgano para trabajar o realizar las funciones normales; si es una mujer casada, desgano para la intimidad.

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