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La nueva paternidad

La nueva paternidad

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Texto Leandro A. Sánchez  Foto principal Nina Buday

Carlos y Estela se aproximaban a su segundo aniversario de bodas cuando decidieron tener un bebé. Les hacía mucha ilusión. Una vez concebido, él no la dejó sola ni un instante. Asistía a todas las citas, análisis y estudios de rutina, a las clases prenatales y a comprar todo lo necesario para la futura habitación y vestimenta de Clara, como decidieron llamarle… Todo esto era la antítesis de lo que años atrás había sido relegado exclusivamente a la madre por múltiples razones, entre las que se destacan, “son cosas de mujeres” o “el hombre se encarga de solventar económicamente”. Sin embargo, lo que la gran mayoría quizás no entiende es que estas “pequeñas” acciones le permiten a la pareja compenetrarse mucho más, y a ellos, además, prepararse emocionalmente para este nuevo paso en su vida. Y es que por años nuestra sociedad ha subestimado la importancia e influencia de la figura paterna en el sano desarrollo de los hijos. Y decimos esto amparados en frases como “padre es cualquiera” o “los hijos son de mamá”, que reflejan el sentir de muchos, especialmente en naciones con un alto número de hogares encabezados por mujeres.

Pero lejos de este panorama hay una realidad latente, y es que papá sí es importante… ¡y mucho! Estudios afirman que la presencia de la figura masculina es indispensable para nuestro sano desarrollo, desde la niñez; su privación deliberada tiene consecuencias negativas a futuro, en muchos aspectos. Por ejemplo, puede afectar en el desarrollo emocional, comportamiento, en la educación y hasta en la economía. Así concluye el psicólogo Ronald Rohner de la Universidad de Connecticut, en el estudio Transnational relations between perceived parental acceptance and personality dispositions of children and adults. Y agrega que durante las primeras etapas de la vida, los niños profesan un mayor respeto a la figura de su progenitor porque le otorgan más estatus y lo convierten en su modelo a seguir, al tiempo que los niños criados en el seno de una familia monoparental son más propensos a sufrir disfunciones emocionales.

 Hagamos de la paternidad una moda. En estos tiempos, ser padre es más difícil de lo que pensamos. Como sucede con las madres, ellos no cuentan con comunidades/grupos de apoyo que les brinden consejos y experiencias sobre cómo lidiar con la realidad de la paternidad. Sin embargo, hoy día muchos son los hombres que desean romper con esa cadena de crianza machista que promueve a la mujer como la única hacedora y encargada de todo.

“La misma sociedad nos la pone difícil, no tenemos una red o comunidad de apoyo”, expone Rolando Cabrera, padre primerizo desde hace cuatro meses. “Al enterarme que Damián venía en camino me dije a mí mismo: serás el mejor padre que puedas. Comencé a investigar sobre crianza, alimentación, etapas del desarrollo, cómo crear apego seguro… Y así como yo, hay muchos papás que también desean involucrarse cien por ciento en la vida de sus hijos, que luchan día tras día (incluso rompiendo paradigmas) para contribuir no sólo al crecimiento físico de sus hijos, sino al emocional y espiritual”, resalta orgulloso de su nuevo rol, enfatizando que la República Dominicana necesita de más espacios que les enseñen a sobrellevar esta vida caóticamente hermosa, como popularmente se le conoce hoy día.

Así como las mujeres durante las últimas décadas han logrado incorporarse al mercado laboral, lo que ha traído consigo un cambio en la estructura familiar y en el paradigma del proveedor, los hombres están transformándose, dejando las relaciones de poder que por muchos años fueron parte del modelo patriarcal e involucrándose totalmente con sus hijos. Esto se traduce en relaciones afectivas/verdaderas.

“Pero no es una tarea simple”, dice Alain Martínez, padre de gemelos. “Ahora resulta que si nos metemos de lleno en la crianza de los hijos estamos en la mira de nuestros pares. Muchas veces me enfrento a críticas de compañeros de trabajo y familiares que entienden son roles que no me corresponden. Es increíble, si uno no encaja en los comportamientos socialmente esperados somos “raros”, débiles…”.

Pero esto no ha sido un freno para Alain, quien ha sido firme en sus creencias y modo de crianza. “Desde un inicio tuve muy claro lo que tenía que hacer como padre de ambos. No se trata de ‘ayudar’ a mi pareja, soy parte de la formación de mis hijos y lo hago muy a gusto”, finaliza.

“Una reciente investigación llevada a cabo por Baby Center, concluyó que el 88% de los padres millenials sienten que es importante, al menos en cierto grado, ser el “papá perfecto”.  Para esto, siempre que sea necesario acuden a la web: siete de cada diez buscan información sobre crianza en línea”.

Pequeños avances. Aunque no resultan suficientes, desde el pasado mes de marzo, mediante un decreto nacional, el presidente de la República Danilo Medina,  anunció  durante su discurso de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional y el país, el aumento de la licencia de paternidad, de dos a siete días, en toda la administración pública dominicana. A esta iniciativa, muchas empresas del sector privado se han sumado, incluso con más días. De esta forma, poco a poco nos abrimos al camino de la igualdad con acciones, medidas y transformaciones visibles, rompiendo así con el viejo paradigma social y promoviendo un modelo de paternidad cercano, abierto, afectivo y empático frente a las necesidades no sólo físicas, sino también psíquicas y emocionales de sus hijos.

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¿Cómo ejercer una paternidad activa?

El artículo 18 de la Convención sobre los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas establece que “ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño”. Pero la mayoría de los hombres aún siente que su función primordial es proveer económicamente, que si bien es importante, ser papá es mucho más que eso, implica también afecto y cuidados.

UNICEF ha editado junto a otros organismos internacionales la Guía de paternidad activa para padres, de la que resaltamos algunas sugerencias que pueden incentivar este modelo:

  • Sé parte del cuidado diario y crianza. Por ejemplo, cambiarle el pañal, ayudarlos a lavarse los dientes, a comer, a hacer las tareas. También llevarlos a sus actividades extracurriculares, a casa de los amigos; asiste a las reuniones del colegio.
  • Compartan las horas de comer; hagan sobremesa.
  • Conversa con ellos acorde a su edad; siempre tienen algo importante que decirnos.
  • Demuestra interés por sus asuntos, pregúntales por sus amistades, por sus juegos favoritos, las series que están viendo o las materias que disfrutan en el colegio.
  • Diviértanse con juegos de mesa, hagan algún deporte juntos y si pueden, llévalo alguna vez al trabajo para que ellos también se sientan parte de tu mundo.
  • Y sobre todo, confía en tu capacidad de conectarte con ellos, de darles lo que necesitan. Muchas veces las madres se creen mejores en esto, lo que genera inseguridad en los hombres, llegando a olvidar lo importante que son.

 

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