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#ManCrushMonday: Ettore D’Alessandro

#ManCrushMonday: Ettore D’Alessandro

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Por Camila Santana / Imágenes: Fuente externa

Pasional, determinado y talentoso, así es nuestro #ManCrushMonday: Ettore D’Alessandro. Este cineasta italiano educado principalmente por su propia búsqueda y amor hacia su vocación, es la cabeza que dio a luz a Sambá, la primera película dominicana en llegar al Tribeca Film Festival, pues fue escritor del filme, productor y actor principal.

La semana pasada indagamos más en la vida profesional de los otros dos protagonistas, Algenis Pérez Soto y Laura Gómez, y esta vez, Ettore nos cuenta sobre su experiencia con el mundo del cine en Italia, Estados Unidos y en el país, y nos demuestra su compromiso con el cine local y por su profesión.

 

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Sambá y su esencia

Quería venir con una temática como el boxeo, pero con una mirada o propuesta visual diferente. La idea, cuando pensamos en Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas para dirigir la película, era trasladar elementos de un tipo de cinematografía naturalista o de cine de autor, dentro de una historia mas cruda, dramática y mas comercial. Era algo nuevo para ellos y era un reto para todos. Esto fue lo que puso el nivel de desafío alto y todos no hemos puesto los pantalones para lograrlo y lo conseguimos.

Sambá es una película de boxeo que puedes leer también a diferentes niveles. Si quieres quedarte con el boxeo, lo puedes hacer, pero yo quería que la película tuviera olores y matices, lejos de lo que son los clichés. Tener un Santo Domingo presente y que pudiera ser representativo de la realidad. No quería las playas de Punta cana, no quería el estereotipo. Quiero lo que a mi se me hace interesante cada día cuando estoy en el carro, dando vueltas por la calle. Aquí hay mucho material para ello.

En cuanto al boxeo, es una metáfora de la vida increíble. De lo que se está hablando en esta historia a parte de este deporte, son de las segundas oportunidades, la posibilidad de levantarte cuando tu te caes. Naturalmente el boxeo se hace eficaz como metáfora: la vida de golpea y te hace nacer de nuevo.

Cuando comparas el proyecto antes de filmar con el producto final

Siento que pierdo algo y gano algo más. El producto final quedó bastante cerca de lo que esperé conseguir con la película. Estoy sumamente contento y fue un trayecto que duró un año y medio entre la pre producción, la producción y la post producción. Siempre fue un proceso que llevamos a base de un diálogo conjunto entre productores y directores, lo que nos hizo tener una visión fuerte y similar. Estamos bastante cerca de donde teníamos que llegar.

Produjiste y actuaste, ¿cómo lo manejaste?

Lo prometí a mis miembros del crew, a mis directores y a mis productores compañero,  en el momento que llego al set y hago mi parte como productor, entro a mi camerino y salgo de ahí, soy un actor y necesito entregarme. Necesito que me dirijan, necesito complacer a mis directores. Ahora bien, al momento de cortar, rápidamente hacía un switch y me ponía los pantalones de guionista y productor.

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Ha sido demandante; yo no tenía tantas canas y tenía más cabello. Ha sido bastante trabajo, pero bueno, yo me lo busqué, me gusta y lo haré de nuevo.

Ser un buen productor es…

El talento de un productor está en reconocer el talento de las demás piezas del equipo, agarrarlo y entrarlo a un cuadro al que solo el productor ve en ese momento.

Cronología de tu profesión como cineasta

Yo llegué a Roma a los 20 años, con la idea de entrar al mundo del cine. Empecé a trabajar como actor, era un buen momento para mi en Italia, llevo como más de 25 créditos entre películas y series televisivas allá. Sin embargo, me mudé a los Estados Unidos quizás en un momento en el que sentía que me estaba acercando a algo. Interrumpo el momento y me voy.

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Allá pasé unos años bien intensos, seguí preparándome y estudiando, hasta que tuve que irme del país. No pude volver y por un problema de legalidad me impidieron la entrada por 10 años. Fue complicado. Cuando vuelvo a Italia empiezo todo desde el principio. Ahí conozco a Carolina y tenemos un hijo.

Me enfoqué mas en lo que es la parte de escritura, la mayoría de manera autodidacta. En momentos trabajé de todo en sets de películas, hasta llevándole el café al productor, que por cierto fue uno de los trabajos mas estables que tuve; me la pasaba pidiendo que leyeran mis guiones y nunca me escuchaban. Siempre pasa: el momento en el que estas tratando de que las cosas se vuelvan una realidad. Hay que aguantar todos los obstáculos que vienen con eso.

Me cansé de Italia nuevamente, no podía volver a los Estados Unidos, y vinimos Carolina, mi hijo y yo a la isla por unas vacaciones, hace cinco años, me fascinó el país, me encantó. Esos meses que teníamos planeados se convirtieron en más, puse al niño en la escuela, descubrí la Ley de Cine y fue en ese momento en el que me dije “este es mi segundo chance”, y lo aproveché.

La gente tiene mucho acceso a lo que es el cine aquí. Es una escala más pequeña y más accesible. Quizás fuera del país es diferente y eso se refleja en lo que es la Ley de Cine, que es un instrumento increíble. Sigo repitiendo en cada entrevista que voy que hacer una película es un milagro, en Dominicana se dan muchos de esos milagros.

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Empezamos a escribir Sambá, a desarrollar las ideas y a tocar las puertas, ganamos el cocurso de la DG Cine, FonPro Cine como proyecto del año, pero a partir de ahí fue un proceso difícil porque no teníamos conexiones. Fue colectar “no, no, no” uno detrás del otro, y también descartando propuestas que a mi no me gustaban. Yo tenía una idea muy clara de lo que quería y no estaba dispuesto a dejar eso en cambio de que por dejar a una persona entrar al equipo, y que se fuera luego a llevar el proyecto por otros lados diferentes a los que quería. Hay que aprender a saber decir que no.

Cuando La Cervecería Nacional entró a apoyarnos, fue cuando se hizo realidad. Filmamos la película, pasamos todo el proceso de post producción y cuando nos eligieron para competir en el Tribeca Film Festival ese fue el cierre de círculo de milagros. A mi me perdonaron en Estados Unidos, yo volví a entrar al país después de 12 años sin poder hacerlo. Volví de la mejor forma posible: en una Alfombra Roja. Era un pedacito de mundo que me hacía falta.

Yo no logro separar esta película y su historia, de mi historia de vida. Todo está demasiado entrelazado. De verdad siento mucha gratitud hacia República Dominicana porque me ha aceptado como un hijo, me ha entregado mi segunda oportunidad y pretendo pagarle con un cine de calidad, mi compromiso total para ser parte de un momento importante en el cine local y dar mi contribución para que la industria pueda seguir caminando.

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