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Amistades tóxicas

Amistades tóxicas

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 Por Yaneris Michel / Foto ArtStudia Group

Un último comentario bastó para que Ana Laura entendiera que tenía que revisar su amistad con Elena. “Da igual el vestido que te pongas, siempre te ves como una vaquita”; aún en tono de chiste hirió los más profundos sentimientos de Ana Laura, quien por años ha estado luchando con mucho esfuerzo por recuperar su peso saludable. Fue entonces cuando comenzó a notar que en realidad Elena no perdía ninguna oportunidad para hacerla sentir mal, y aunque a veces de manera inconsciente o como parte de su sentido del humor, no era algo con lo que se sintiera cómoda. Elena era en definitiva una persona tóxica.
Pero este caso es tan sólo un ejemplo de las muchas maneras en las que una relación de amistad puede ser tóxica para ti; así es, no sólo pasa en las relaciones de pareja.
Existen diferentes tipos de personas tóxicas: las que se quejan de todo, las que sólo hablan de sí mismas, las que critican sin parar, las que no soportan que los demás se destaquen y quieren “opacar”, las que te presionan a hacer cosas con las que no te sientes cómoda, las que siempre se “recuestan” pero nunca devuelven los favores, las que siempre quieren sacar ventaja… y así sucesivamente.
Reconocerlas no siempre es tan fácil, pues con el tiempo es que salen a flote estas características. “Hay indicios en su accionar que pueden mostrarte que son dañinas. Una persona tóxica siempre procura tener ventaja sobre las diferentes situaciones, se victimiza para quedar bien, es acusadora. Con el tiempo, estar con personas así te deja la sensación de que eres tú quien está siempre mal, te hacen sentir minimizado”, explica la psicóloga clínica Liliana Cruz Pichardo (@lilipichardo).

¿Por qué son así?
Cada caso es muy particular y no se puede señalar una situación concreta que determine que una persona se convierta en tóxica. No obstante, –como casi todos los factores que determinan nuestro comportamiento de adultos– esto tiene mucho que ver con las experiencias que una persona pueda atravesar, sobre todo durante su niñez.
“Habiendo sido herida por algunas relaciones sociales durante su niñez, cualquiera puede convertirse en un adulto que busque añadir caos y disfunción a sus relaciones. Es decir que el nivel de “toxicidad” que estas personas puedan traer a una actual amistad está predeterminado por sus experiencias pasadas en otras relaciones”, explican las autoras Suzanne Degges-White y Judy Pochel en su libro Toxic Friendhips: Knowing the rules and dealing with the friends who break them (Amistades tóxicas: conociendo las reglas y lidiando con los amigos que las rompen).
Es así como pueden llegar a convertirse en amigos que pueden ser muy leales y bien intencionados, pero al mismo tiempo muy celosos y acaparadores. O personas siempre con las espuelas puestas para criticar y aparentar rudeza, antes de que alguien los critique primero.
La autoestima también juega un papel fundamental, según explica Pichardo: “Tener una autoestima baja, carente de relaciones afectivas sanas a lo largo de la vida o tener una distorsión sobre las mismas, ya sea porque fue maltratado realmente o porque asumía que lo maltrataban, apartaban y no lo querían, o entendió que no obtuvo lo que merecía. Igualmente ser inseguro y desconfiado son factores que influyen en que las personas sean tóxicas.

¿Qué hago con una amiga tóxica?
Cuando se trata de una relación de pareja, lo recomendable es cortar de raíz y seguir tu vida. Pero cuando se trata de un amigo o amiga, la cuestión es diferente, pues existe un lazo afectivo que puede ser más fuerte, y conociendo la historia de tu amiga o las razones por las cuáles es de la manera que es, sueles tener más empatía por ella.
No obstante, es importante que entiendas que a la larga este tipo de amistades pueden drenarte emocionalmente. En un artículo publicado por el periódico El Caribe, la psicóloga y terapeuta familiar, Margaret Almánzar, afirmaba que “cuando se pasa tiempo con personas tóxicas se suele sufrir un ‘contagio emocional’. Es probable que te contagien con su actitud y sentirás sus mismas emociones las cuales son negativas”.
Si sientes aprecio por tu amiga, puedes comenzar por tener una conversación sincera con ella y explicarle lo que ves y cómo te hace sentir. Aunque la tarea puede no ser fácil.
“No todos asumen y reconocen que tienen un problema, por lo que no es tan fácil abordarlos, siendo esta la primera muralla que encuentran. Es importante que seas honesto con tus sentimientos y que sea ese el punto de partida en la conversación con la persona tóxica. Decirle cómo te hace sentir a ti y a los que están a su alrededor. Mencionar sus fallos pero resaltando sus cualidades y la oportunidad de que todos podemos mejorar si queremos. Esto lleva tiempo, porque es probable que la persona tóxica no vea tus comentarios de manera positiva, sino todo lo contrario”, explica la psicóloga Pichardo.
Si a pesar de tus esfuerzos la situación no cambia o se torna peor (tal amistad te envuelve en problemas mayores), pues por tu propio bien es importante que cortes sin mirar atrás.

¿Y si la tóxica soy yo?
En su libro Toxic Friends: The antidote for women stuck in complicated friendships (Amigos tóxicos: El antídoto para mujeres atrapadas en relaciones complicadas), la autora Susan Shapiro Barash, propone un test para determinar si estás envuelta en alguna amistad tóxica o si eres tú misma una amiga tóxica. Y es que en ocasiones no nos damos cuenta de nuestras propias actitudes.
“Si eres una persona tóxica, generalmente no conservas las amistades ni las parejas. Pueden llegarte comentarios de que siempre te aprovechas de las personas. Vives en un conflicto eterno donde “sólo tú” tienes la razón y todos pueden llegar a quejarse de lo mismo. Estos parámetros no son exclusivos de las personas tóxicas pero los poseen en la mayoría de los casos. Para tratarlos es necesario reconocer que lo eres, tener el interés de mejorar y solicitar asistencia psicológica para guiar ese cambio”, explica la psicóloga Pichardo. P

LAS MUJERES AGUANTAMOS MÁS
Libros como Amigos Tóxicos: El antídoto para mujeres atrapadas en relaciones complicadas, de la autora Susan Shapiro Barash, manifiestan que las mujeres suelen ser más propensas a ser víctimas de relaciones tóxicas de amistad o de pareja. Al respecto, la terapeuta Liliana Pichardo comenta que esto se debe a nuestra naturaleza femenina con tendencia a ser cuidadoras y protectoras, que nos hace aguantar más con la esperanza de ayudar o cambiar al otro.

“Decirle cómo te hace sentir a ti y a los que están a su alrededor. Lleva tiempo, porque es probable que la persona tóxica no vea tus comentarios de manera positiva, sino todo lo contrario”, explica la psicóloga Liliana Pichardo.

 

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