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María Castillo como Madame Thérnadier

María Castillo como Madame Thérnadier

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Es uno de los rostros más destacados del teatro dominicano. Y en esta oportunidad encarna uno de los personajes más pintorescos del afamado musical Los Miserables, del cual se confiesa una amante empedernida.

Textos Leandro A. Sánchez / Coordinación Patricia Crusset / Fotografía Adolfo Florentino / Manejo digital Glennys Crisóstomo  / Maquillaje Génesis Concepción / Peinado Elvira Sepúlveda / Vestuario Alba Canario /  Locación y agradecimientos Antigüedades Julidia / Asistencia de producción Euris Alonzo

A los ocho años ya estaba frente a una cámara declamando, Por lo que sus más de 40 años en el mundo del teatro y 30 de docencia no han de causar sorpresa. MarÍa Castillo es un ejemplo de profesionalismo, talento y entrega a toda costa.

Ella es una especie de máquina que no para y de la que quisiéramos recibir un poco. “Estudio constantemente, veo mucho, viajo mucho…, toda la vida he sido así. Lo que me gano, económicamente hablando, lo invierto en seguir aprendiendo, en crecer. Tengo un espíritu de aprendiz más que de maestra. Mi curiosidad la alimento para que siga viva y poderosa”, nos cuenta entusiasmada la egresada de la Escuela Nacional de Teatro y del GUITIS de Moscú (Rusia).

Mirar atrás y ver que lo logrado ha aportado positivamente a la escena teatral dominicana; ver los frutos sembrados, la llena de satisfacción. ¿Qué le falta? Nos dice que mucho, sobre todo desafiarse constantemente. “Me espera mucho en la juventud de mi vejez”, enfatiza con entusiasmo.

entrevista poster

P ¿Qué no le puede faltar a un actor? Uno puede tener muy buena técnica, pero hay algo innato que se llama verosimilitud, ser creíble. Eso es algo que a ningún actor le puede faltar. Ahora se confunde la naturalidad con organicidad, y eso último es ser creíble en cualquier estilo, haga lo que haga. Se puede ser muy estudiado, tener mucha técnica, hasta tener un doctorado, pero si no se es creíble no vale de nada. Hay algo que el director no puede darle al actor, y es esa capacidad de lograr empatía con el público, que la da quien crea en lo que uno hace.

P ¿Qué es lo más gratificante que le ha regalado el mundo del teatro? La posibilidad de sembrar, de ver a mis alumnos en la madurez-plenitud de sus carreras; disfrutar de las reformas logradas en la Escuela Nacional de Teatro. Además, la dicha de que un gran grupo de mis alumnos son gente muy mía. El teatro me ha dado la posibilidad de tener una gran familia. Soy muy afortunada. La vida me ha dado la oportunidad de ver todos los frutos de mis esfuerzos en vida.

P ¿Qué le recuerda a sus alumnos siempre? Que no se encasillen en ningún género ni estilo, que aprendan a “contaminarse”, pero sabiendo con quien. No creo en el arte fundamentalista, en que un actor sea de un estilo específico, en ponernos fronteras. No defiendo nada con vehemencia. Creo en que todo es necesario en la medida en que uno lo sepa administrar. Por eso soy defensora de que no hay verdades absolutas. Uno debe tener una formación sólida y permearse del resto, sabiendo discriminar, y eso sólo lo da experiencia. A veces, lo que no haces te define más que lo que haces.

P Coincidencialmente usted dirigió Los Miserables en su primera y única presentación en RD. De seguro conoce muy bien el personaje que encarna en este póster. ¿Siente que tiene alguna semejanza con el mismo? Más que con el personaje, me gusta el estilo con el que hay que trabajarlo. Es mi favorito de todo el musical: cómico, pero a la vez terrible. Hay que tener fuerza y gracia al mismo tiempo.

P En su vida profesional juega el papel de actriz y directora, ¿dónde se siente más cómoda? También tengo que ser productora, maestra, dobladora… (risas), pero lo defino brevemente de la siguiente manera: mi pasión es la actuación, mi profesión (aquello con lo que me gano la vida) es la dirección. Por eso acepto trabajos por encargo, selectivamente. Me sacrifico más cuando voy a actuar que cuando dirijo. Es una entrega diferente; me cuido más de lo que elijo cuando estoy en las tablas.

P ¿Se imagina haciendo otra cosa que no sea teatro? De todo. A mí me gusta mucho explorar. A veces, por terapia, uno necesita hacer trabajos manuales. Desde niña, sin saber que lo iba a necesitar, me gustaba tejer, por lo compulsivo del acto, y como somos “neuróticos” tejía por horas (risas). Es parte de uno curarse. Me gusta también sembrar plantas, salirme de lo intelectual. Como tuve que estudiar mucho material pesado (ateísmo, comunismo científico…) me gusta contrarrestar mi parte intelectual con el trabajo manual, con la artesanía. Por ejemplo, me gusta adaptar mi ropa y accesorios. Para mí es una terapia.

P Siempre se ha querido separar al actor de cine y teatro… Esto es absurdo. Y para romper con ese mito me fui a Broadway a ver cuán poderoso puede ser un actor en cine y en teatro a la vez. Allí vi a Tom Hanks, Susan Sarandon y Scarlett Johansson, entre otros. Todos maravillosos como en el cine. Claro, depende de cómo se maneje el actor, ya que si no es cauteloso puede adquirir una que otra maña que dan los personajes arquetípicos del Séptimo Arte. Pero soy una abanderada de que uno no puede dividirse. Somos actores. Y un actor debe tener las herramientas para pararse ante una cámara o escenario. Claro, tomando en cuenta de que para esto se necesita también de un buen director. Por eso siempre les enseño a mis alumnos cómo defenderse cuando estén frente a alguien que no los sepa manejar, porque uno tiene que tener la posibilidad de salir adelante. Cuando se tiene la técnica esto pasa a un segundo plano. El que no amplifica las emociones ni articula, no lo hace ni “microfoneando”, ni en el cine, ni en el teatro. Para teatro se necesita mucho más oficio. Por eso en el cine uno puede poner a cualquiera, sin embargo, cualquiera no lo puede hacer bien. Pasa una vez, hasta dos, pero ¿y la tercera?

P ¿Qué entiende nos falta como país en materia de teatro? La aprobación de la Ley de Teatro. Llevamos años trayendo especialistas; se han invertido muchas horas y recursos. Sería lo único que propiciaría una política teatral importante y definitoria como la Ley de Cine. Está trabajada. Voluntad es lo que se necesita.

P ¿Es tan difícil, como se dice, hacer teatro en el país? Es muy difícil. Por eso hay que reconocer a los patrocinadores que apoyan el teatro, porque no es tan rentable como el cine. Pero sí lo es desde el punto de vista del espíritu, porque puede transformar al espectador. Tiene un efecto catártico que la sociedad debe preservar como bien de la humanidad.

P ¿Ha pensado tirar la toalla en algún momento? Cada vez que hay un montaje (risas). Pero luego  me digo: si voy a tirar la toalla que sea en la playa, porque no tengo derecho. Cada día recibo mensajes de gente que quiere ser como yo, que me admiran… por eso digo que no tengo derecho. Cuando eres un maestro te das cuenta de que no puedes hacerlo porque eres la inspiración de otros.

Poster los miserables

Sobre la crítica

“Soy humana y por ende, cualquier comentario puede influir sobre mí, pero dada mi experiencia no dejo que lo positivo se me vaya a la cabeza y lo negativo al alma”.

Espejo social

La familia Thénardier, más que cuidar de Cosette (la hija de Fantine, en Los Miserables, uno de los personajes centrales de la obra) se aprovecha de ella. El patriarca es el villano, una persona sin escrúpulos, el hombre que con sólo escuchar lo anteriormente descrito nos imaginamos con grandes ojeras, bigotes y vestido de negro. Pero no es así, físicamente. Él, simplemente, es el mal. Con razón, por más que lo intente, el progreso le da la espalda a su vida. Codicioso, falto de inteligencia, de sensibilidad hasta con los suyos. La falta de solidaridad le excluye del grupo de los que pueden redimirse. Su esposa por igual, Madame Thérnadier, quien se ha visto influenciada en gran manera. Juntos demuestran ser mentirosos y no dudan en recurrir a todo tipo de medios criminales, desde el más ligero hasta los más los agobiantes (explotación de la pobreza, mentiras, robos, asaltos, engaños…). Todo por conseguir lo que desean.

Esta familia debería ser un llamado a mirarnos en ella, y ver si de una u otra forma estamos imitando sus actitudes mientras perseguimos nuestros deseos… Esperamos que la prudencia y la cautela nunca nos desamparen como nación, como humanidad, al punto de llevar todos por dentro a un pequeño Thérnadier. P

Twits para una vida.

El musical Los Miserables está basado en la novela homónima del francés Víctor Hugo, con música de Claude-Michel Schönberg.

• La primera puesta en escena fue en el mes de  septiembre de 1980, en el Palais des Sports de París.

• El guión muestra la pobreza en el siglo XIX y el valor del perdón, conjuntamente con que el rectificarse trae consigo bienestar, paz y amor.

 

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