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El poder del amor

El poder del amor

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Por Leandro A. Sánchez Foto Elena Schweitzer

¿Te has preguntado que te mueve a… en determinada situación o momento, al punto de dar el todo por el todo? Se llama amor. Los motivos los explicamos a continuación.

Lo que causa en nosotros el amor es tan inmenso y al mismo tiempo extraño, que por momentos nos preguntamos qué nos pasa, por qué actuamos de determinada forma “sin pensarlo”. Y es que su poder invisible va más allá de lo que nuestra concepción humana nos permite. Para descifrar este enigma hemos profundizado un poco en el tema.

Si hacemos un recorrido a través de la historia de la humanidad podríamos llegar a la conclusión de que el amor es tan importante para la mente y el cuerpo como lo es el oxígeno. No es negociable. Ya bien lo expresó Brian Weiss: “El amor es la energía más básica y dominante que existe. Es la esencia de nuestro ser y de nuestro universo. El amor es el componente fundamental de la naturaleza que conecta y une todas las cosas, a todas las personas. El amor es más que un objetivo, más que un combustible, más que un ideal. El amor es nuestra naturaleza. Es nuestra esencia”.

Así lo corrobora el especialista de la conducta humana y terapeuta familiar Oscar Jiménez, quien entiende que mientras más conectado se esté al amor, más saludable se puede llegar a ser, física y emocionalmente; por el contrario, más en riesgo se está, tocando incluso niveles de depresión. “El amor es probablemente el mejor antidepresivo ya que una de las fuentes más comunes de la depresión es no sentirse amado. La mayoría de las personas deprimidas no aman porque no se consideran queridas; son muy centradas en sí mismas, por lo que resultan menos atractivos para otros, privándose así de oportunidades para aprender las habilidades del amor”, detalla  Jiménez.

“El amor es probablemente el mejor antidepresivo que existe, ya que una de las fuentes más comunes de la depresión es no sentirse amado”, Oscar Jiménez, psicólogo clínico.

Sin embargo, debemos estar muy claros en algo: el ideal de amor de la actual cultura consiste en imágenes poco realistas, creadas por el mundo del entretenimiento; razón por la que muchos, humanos y vulnerables en consecuencia, caen en depresión. Es algo parecido a comer comida chatarra estimulados por la “temida” publicidad. “De ahí que no es bueno idealizar, pues cuando chocamos con el amor real nos decepcionamos, ya que algunas cosas que no encajan con lo que tenemos concebido o hemos aprendido. El amor es mucho más que esto”, enfatiza nuestro entrevistado.

Fuerza poderosa

Para Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey) que lleva dedicándose a la investigación del amor más de 30 años, “el amor no es una emoción, sino un impulso, una necesidad fisiológica para el ser humano”. La misma Fisher lo explica en la publicación de su estudio: “Ese impulso llamado amor surge cuando el cerebro se inunda de feniletilamina (anfetamina que segrega el cuerpo) a lo que responde liberando neurotrasmisores como dopamina, norepinefrina y oxitocina. También bajan los niveles de serotonina y se libera adrenalina, que inunda el torrente sanguíneo haciendo que aumente el ritmo cardiaco. La mezcla de estas sustancias hace que se creen vínculos emocionales con la otra persona y aparezcan los típicos síntomas del enamoramiento: corazón acelerado, nervios y lleguen las mariposas al estómago”.

Incluso, va más allá. Para ella, el amor crea adicción, es como una droga. ¿Quién no tiene alguien cerca que es incapaz de estar solo, que intenta “sanar” el fin de una relación con otra. ¿Qué se esconde detrás de esto? Hay una explicación científica: “Cuando se está enamorado la dopamina que se libera empieza a desplegar sus efectos. La euforia, el deseo, la satisfacción, el placer y la plenitud son consecuencia de la acción de esta hormona o neurotransmisor, que activa las mismas áreas cerebrales que el alcohol, el tabaco y otras sustancias adictivas”. Según la investigación de Fisher en 2010, tanto la droga como el amor provocan los mismos sentimientos placenteros.

Ahora bien, dejemos a un lado la ciencia y volvamos al terreno emocional. Es aquí donde el psicólogo Oscar Jiménez destaca que amor y fuerza están íntimamente conectados. En dado caso, podríamos tildares de sinónimos. ¿Por qué razón? El especialista explica que ambos términos tratan del valor que mostramos para luchar por lo que queremos, la fortaleza para defender lo que más apreciamos, enfrentar desafíos, superar barreras, derribar obstáculos. “Cuando el amor es auténtico surge con la fuerza de la audacia, el atrevimiento, la osadía que nos lanza a correr riesgos para conquistar lo que amamos; es en esa entrega sin condiciones donde surgen fortalezas donde antes no las había”, concluye.

Dicho esto, es hora de cuestionarte: ¿estás entregándote con todas tus fuerzas para conquistar lo que deseas, luchar por tus hijos, cuidar de tus padres, hacer feliz a tu pareja, conceder el perdón… La lista es larga, pero cuando hay ganas la carga nunca será pesada. Solo así podrás descubrir por ti misma el poder que el amor puede generar en ti y en los tuyos.

 

 

 

 

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